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Todos somos Uno: La Carta de la Tierra
En la actual coyuntura mundial en la que nos encontramos como raza humana, a propósito del último desastre natural acontecido en Japón el pasado 11 de marzo y la posterior amenaza nuclear circundante, fuera de los procesos de enfrentamiento y guerra que viven ciertos países en estos momentos, bien vale la pena recordar la existencia de un documento de alcance global que fue aprobado precisamente en el mes de Marzo del año 2000, hace exactamente 11 años. Ese documento es LA CARTA DE LA TIERRA.
La Carta de la Tierra es una declaración internacional de principios, propuestas y aspiraciones para una sociedad mundial sostenible, solidaria, justa y pacífica en el siglo XXI. Fue promovida en el entorno de las Naciones Unidas y de sus organizaciones y ha sido traducida a más de 30 lenguas desde su lanzamiento en el año 2000. Desde entonces la Carta ha ido ganando difusión y reconocimiento en todos los países. Aunque abarca muchas áreas de atención y de detalle, se puede resumir de forma muy simple: todos somos uno. La Carta llama a la humanidad a desarrollar una visión universal y de conjunto en una coyuntura crítica de la historia.
La Carta de la Tierra es el principal intento de redactar una Carta Magna o Constitución del Planeta. La visión del documento muestra que la protección del medio ambiente, los derechos humanos, el desarrollo equitativo de los pueblos y la paz son interdependientes e indivisibles. Todos los problemas están relacionados: los ambientales, los sociales, los económicos, los políticos y los culturales, lo cual invita a promover soluciones que los tengan en cuenta conjuntamente.
Como antecedente se puede decir que en 1997 se forma la Comisión de la Carta de la Tierra, compuesta por 23 personalidades de varios continentes, para organizar un proceso mundial de consultas a través del que se dio forma al texto. Participaron, entre otras personalidades, Mijahil Gorbachov (premio Nobel de la Paz 1990), Amadou Toumani Touré (Mali) Mohamed Sahnoun (Argelia), Federico Mayor Zaragoza (España), nuestra recordada Mercedes Sosa (Argentina), Leonardo Boff (Brasil), Erna Witoelar (Indonesia), Wangari Maathai (premio Nobel de la Paz 2004, Kenya), A.T. Ariyaratne (Ceilán), Wakako Hironaka (Japón), entre otros.
Durante cinco años, a través de una secretaría de apoyo ubicada en San José de Costa Rica, se impulsaron consultas y discusiones que involucraron a 46 países y miles de personas, en uno de los procesos más abiertos y participativos que se hayan dado en relación con un documento internacional. Participaron cientos de ONG's, comunidades, colectivos, asociaciones profesionales y expertos internacionales y finalmente, la versión definitiva de la Carta se aprobó por la Comisión en la reunión celebrada en la sede de la Unesco en París en marzo de 2000. El lanzamiento oficial de la Carta de la Tierra tuvo lugar en el Palacio de la Paz en La Haya el 29 de junio de 2000.
El documento es una llamada de atención sobre la mentalidad irracional y egocéntrica de unos pocos, pero influyentes, que junto con la pasividad de muchos, está produciendo estragos sociales y ambientales a tal escala que se está poniendo en peligro el futuro de la humanidad. La declaración manifiesta y cree que se puede vivir y disfrutar en la Tierra sin destruirla y sin causar daño a las comunidades y seres vivos que la habitan. "El proceso requerirá un cambio de mentalidad y de corazón", afirma el texto en su final.
El texto de la Carta está estructurado en torno a 4 principios básicos desplegados en 16 principios generales, desarrollados y complementados a su vez en 61 principios de detalle o de apoyo. Todos ellos van precedidos de un Preámbulo, y finalizan con un texto de conclusión (El camino hacia adelante).
Preámbulo de la Carta
2. Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor.
3. Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas.
4. Asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras.
II. Integridad ecológica
5. Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida.
6. Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y, cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución.
7. Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario.
8. Impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido.
III. Justicia social y económica
10. Asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible.
11. Afirmar la igualdad y equidad de género como prerrequisitos para el desarrollo sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud y la oportunidad económica.
12. Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías.
IV. Democracia, no violencia y paz
13. Fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia.
14. Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible.
15. Tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración.
La Carta finaliza con estas palabras esperanzadoras:
Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde
por el despertar de una nueva reverencia ante la vida;
por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad;
por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz;
y por la alegre celebración de la vida.
Lo más atractivo de la Carta parece ser precisamente su estilo. Llama directamente al corazón y a lo más noble del ser humano, fundamentando esa apelación en una sólida base moral y analítica. Por ello es una declaración motivadora, viva y con fuerza movilizadora, aún cuando La Carta de la Tierra no pretende ser la única respuesta posible a los problemas actuales de la humanidad. Tampoco pretende ser exhaustiva, sin embargo, al tener un contenido consistente, trabajado, fruto de un diálogo internacional muy amplio, goza de aceptación generalizada. Desde el nacimiento del texto, y especialmente desde el año 2007, no ha dejado de crecer el respaldo formal y la legitimidad social de la Carta, teniendo hoy día un respaldo global de millones de personas.
Debe destacarse que La Carta asume como necesario el desarrollo sostenible, y a la vez dirige su enfoque hacia la Comunidad de la Vida, formada por todos los seres vivos, hasta los más pequeños. Esta comunidad, en toda su espléndida diversidad, constituye la realidad más amenazada. Por ello, La Carta plantea su protección, la atención hacia ella, y el reconocimiento de cada ser vivo y de su valor intrínseco. Se incorpora pues, un nuevo concepto de sostenibilidad a partir de la Carta de la Tierra: el cuidado de la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor.
Este modo de vida sostenible, solidario, retoma lo ambiental y lo biológico como ejes, pero dentro de un conjunto más amplio junto con lo social, lo político, lo económico, lo cultural, lo ético y lo personal: todos los aspectos de la vida están entrelazados, y de ahí que sea necesaria esa visión de conjunto, amplia, fraternal y solidaria, de la ecología y la sostenibilidad.
Recordemos y tengamos presente hoy más que nunca los Principios fundamentales de este documento. Ponerlo en práctica en nuestros hogares, escuelas, trabajos, comunidad, etc. vale la pena por nosotros ahora y por la vida futura, la cual inicia y se moldea en cada amanecer de nuestra existencia.
"Vivir con reverencia ante el misterio del ser, con gratitud por el regalo de la vida, y con humildad respecto al lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza" (Preámbulo de la Carta).
Al final, como al principio….Todos somos Uno!
Fuentes:
· Resumen diversas fuentes Internet
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